domingo, 20 de noviembre de 2011

La historia y sus personajes

Dibujos por Susana Laspiur

SINOPSIS

En medio de una crisis nacional, causada por la repentina desaparición del cacao en un país caribeño mono exportador, Juan González Liendo, funcionario del Fondo Federal del Cacao, se ve en la obligación de regresar a Chuao, su pueblo natal, para determinar los orígenes de esta calamidad. Chuao, un poblado de no más de 3.000 habitantes, había logrado ser el principal generador de divisas de la nación, por lo que Juan es enviado con carácter de urgencia para registrar audiovisualmente lo sucedido.

Al llegar a Chuao, un pueblo muy diferente a la imagen rural que mantenía en su memoria, Juan emprende toda una investigación con entrevistas locales acerca de la historia cacaotera del pueblo, donde los mismos habitantes, cada uno con una versión distinta de las causas de la crisis, relatan los cambios por lo que ha pasado el pueblo en su pasado reciente.

En medio de su investigación, Juan ve recurrentemente a la Cacata, mujer deslumbrantemente blanca que parece seguirlo a todos lados. Al preguntarle a los habitantes acerca de esta mujer, todos salen espantados, ya que la consideran una diabla. Algo Incrédulo, Juan se ve con la santera del pueblo, que le dice que la muchacha, apodada la Cataca, o sardina gigante, es en realidad un alma en pena que vino misteriosamente del mar. Desde que llegó al pueblo comenzó a desaparecer el cacao, y por eso la comunidad la terminó corriendo.  Al echarle los caracoles para predecir su futuro, la santera se da cuenta de que Juan es el elegido, y aprovechando que la Cataca lo sigue a todos lados, deberá lograr que regrese el cacao al pueblo.

Todavía algo escéptico, Juan comienza a adentrarse en un asombroso viaje que se entremezclará con leyendas y misterios, pasando por todo un proceso de transformación personal, que lo acercará a la mágica energía de su tierra natal.



LOS PERSONAJES

JUAN GONZÁLEZ LIENDO

Juan, de 36 años, trabaja como investigador en el Fondo Federal del Cacao (FFC) en la capital de su país. Es un joven moreno, de contextura física mediana. Es ateo, y descree sistemáticamente de cualquier cosa que exceda los límites de la ciencia, por lo que muchas veces tuvo conflictos con su madre, quien, católica y además santera, intentó incesantemente inculcarle esas creencias. Cree en el discurso oficialista, pero es consciente de las fallas del sistema y de los problemas que padecen muchos entes estatales.

Nacido en el pueblo de Chuao, de madre local y padre capitalino, se fue a la ciudad cuando tenía sólo 8 años y no regresó nunca más. Su padre trabajaba en el FFC y por trabajo se había mudado a Chuao, donde conoció a la madre de Juan. Años después fue transferido nuevamente a la ciudad y la familia migró. Juan entró a trabajar allí por los contactos del padre, luego de que éste muriera, teniendo Juan 22 años, y cursando su último año de su carrera. Estudió comunicación social en la Universidad Nacional.

Es una persona alegre y con mucha picardía a la hora de hacer entrevistas. No tiene problemas para socializarse con cualquier persona, don que ha heredado de su familia materna. Tiene buen sentido del humor y toma alcohol sólo en  encuentros sociales.

Ha trabajado durante los últimos cuatro años en el área comunicacional del Fondo Federal del Cacao, donde se desempeña como hábil escritor y fotógrafo. Después de un severo declive en la producción nacional de cacao, es enviado a Chuao para investigar las causas de la merma productiva. Preocupado por la situación de su país, completamente dependiente del monocultivo, y esperando poder ayudar al pueblo que le dio raíces, Juan incursiona en un viaje que le permite reencontrarse consigo mismo y emprender un proceso de transformación personal. 

LA CATACA

La Cataca es una mujer joven de 28 años de edad, deslumbrantemente blanca, flaca, de pelo negro, de baja estatura, y tiene siempre un peculiar olor a azufre.  A la Cataca la trajo el mar, algunos dicen que fue recogida entre las redes de unos pescadores dos años atrás. Ella no sabe quién es, ni de dónde vino, como buena hija del mar, tiene cerebro de pescado y casi no conoce la lengua humana. Tiene que estar siempre cerca del agua, ya que es su esencia, por lo que nunca se aleja mucho del río o del mar, donde se siente más a gusto que en cualquier otro lugar. La Cataca pareciera ser un alma maliciosa, pero es en realidad, un alma en pena, un ser del mar que habita un cuerpo de la tierra. Tiene un deseo inexplicable por que el cacao no vuelva a crecer en el pueblo. Sólo podrá volver a su lugar de origen cuando se dé la comunión entre el mar y la tierra, en el lugar indicado, donde se unen el aire, la tierra y el agua.

Ante su llegada, los habitantes del pueblo, particularmente los hombres, atraídos por su extraña mirada, se acercaron con gran curiosidad a esta misteriosa mujer, y hasta la llevaron en procesión por la plaza, y frente a la iglesia, cargándola como a un santo, bailando y bebiendo como es costumbre en las ocasiones especiales. Las mujeres del pueblo, quienes desaprobaban esta bienvenida, decidieron pintarla con crema de cacao para quitarle la blancura. A lo que La Cataca reaccionaba sin hablar, con una mirada perdida, con algo de miedo e incomodidad, que más adelante se convertiría en malicia y odio por esa sustancia negra. Su desespero por encontrarse fuera del mar, conjugado con su odio por el chocolate, cayó como una maldición sobre el cacao, que dejó de crecer. Cuando comenzó a notarse seriamente la  falta del cacao, y los pobladores empezaron a culpar a la mujer, y llamarla “diabla blanca” o simplemente “Cataca”, que en Chuao quiere decir sardina gigante. Comenzaron a rechazarla, especialmente las mujeres celosas, diciéndole que se vaya del pueblo. Así, se alejó de la gente, aunque se quedó en el lugar, apareciendo solamente en muy pocas ocasiones y ante personas muy particulares, como la santera del pueblo quien puede distinguir su olor a azufre desde muy lejos. Esta mujer es la única que conoce su desdicha y la ayuda a sobrevivir en la tierra, brindándole algo de alimento, ropa y sus protecciones santeras.

La Cataca mantiene una maliciosa atracción por los hombres, y reconoce instintivamente a aquellos que vienen por la causa del cacao, huele la intención de hacerlo regresar, y se les presenta constantemente, produciendo en ellos una desquiciante combinación de atracción y miedo, que acaba por volverlos locos. La Cataca tiene una atracción particular por Juan, que la lleva a estar constantemente tras el recién llegado joven.


LA SANTERA (MARÍA CARMEN DEL VALLE LUCENA)

Mujer mayor de 53 años de edad, pobladora de Chuao desde su nacimiento, y que nunca ha salido muy lejos de allí, más que a algún pueblo vecino para una fiesta patronal. En todos es reconocida por su devoción a los santos y al alcohol. Dedicada a la santería desde su juventud, volcó su vida entera a la magia y los conocimientos ancestrales, inculcados por su madre, quien también era la menor entre 8 hermanas mujeres, y  recibió el don de ver el futuro y también el pasado. La santera heredó los dones de su madre y sacó de su padre sólo algunos trucos de viveza criolla, el gusto por las noches de parranda y las bebidas fuertes, entre las cuales prefiere el ron o el anís. No lleva pañuelos en la cabeza, ya que prefiere dejarles esa vestimenta a las santeras de telenovelas brasileñas.

Es la mujer referente del pueblo, sabe todo lo que pasa y protege a todos. Su opinión es muy respetada y al hablar, pareciera que está dando órdenes, en una postura maternal. Tiene personalidad fuerte, siempre muy segura de sí misma. Vive de la santería y de los alimentos que le brindan en el pueblo.

Tiene 8 hijas mujeres, y no tiene marido, porque lo sacó de su casa, cansada de que llegue siempre muy borracho.  La casa siempre está llena de mujeres, y los hombres sólo entran y salen. El apellido Lucena es heredado de mujer en mujer en la familia, para que no se vea que las hijas tienen diferentes padres. Doña Carmen es una mujer fuerte que siempre se ha encargado de las cosas del hogar. Es una persona risueña, alegre y bondadosa, aunque, como todo santero, sabe que con los santos no se juega, y se toma ese aspecto de la vida muy seriamente. Arma altares en diferentes partes del pueblo, y en su casa tiene uno especialmente preparado, donde rinde devoción a San Benito, y a algunos dioses, entre los cuales tiene una estatua, su preferida, que ella llama el dios del cielo, aunque varios en el pueblo saben que se trata de un busto de algún filósofo griego.

Siempre supo que La Cataca llegaría con una gran falta de cacao, y que luego llegaría un joven destinado a resolver los problemas del pueblo. Al conocer a la joven “diabla”, supo que su alma no es maliciosa, sino que está en pena, buscando volver al mar. Por eso la ayuda de vez en cuando, a escondidas del pueblo, que la castigaría si supiera. Amiga de la fallecida abuela de Juan, devota de la santería, esperaba su llegada, casi totalmente convencida de que él era el indicado para resolver la crisis. Siguiéndolo de cerca y observando sus movimientos, decide serle de protección para que pueda lograr su cometido.





WILKERMAN LIENDO LIENDO

Primo de Juan, vivió en Chuao toda su vida. De 34 años, es negro, como todos en el pueblo, alto y fornido. Es reconocido por su belleza, de la cual es muy consciente. Sus apellidos son Liendo Liendo, como la mayoría de los habitantes del pueblo que adoptaron ese apellido del primer dueño la Hacienda, Don Augusto Liendo, cuando llegaron de África a mediados del 1600.

Wilkerman trabaja como lanchero desde que comenzó a faltar el cacao. Antes, ayudaba a su padre en el cultivo del cacao. Ha salido pocas veces del pueblo, para ir a la capital a visitar a sus tíos y su primo, con quienes nunca perdió contacto.

Amante de las mujeres y la fiesta Wilkerman no pierde el tiempo con relaciones serias, le gusta divertirse con sus amigos y pasarla bien en la playa. Tiene especial gusto por las extranjeras que llegan al pueblo, a quienes conquista con sus paseos en lancha y su cuerpo musculoso. Tiene varios hijos en el pueblo de los que no se hace cargo, ya que él quiere morir sin descendencia, como su padre. Vive con su madre en la casa en la que se crió.

Es un hombre muy sociable, cuentero y chistoso, conoce a todos en el pueblo y tiene buena relación con todo el mundo, ya que es muy simpático y comprador. Siempre consigue lo que quiere y se sale con la suya. Le encanta lardear de su belleza y de las mujeres con las que se pasea por ahí. 


            .                                             VOLVER AL A PAGINA PRINCIPAL

No hay comentarios:

Publicar un comentario